Desechos de vacas y cerdos para producir biogas y biofertilizantes, caña para producir calor y biocombustibles, son algunas de las opciones para el desarrollo de la bioeconomía, la diversificación productiva y el agregado de valor en el sector agropecuario, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial.
El Consejo Asesor de INTA Cañada de Gómez y productores de la localidad participaron de un seminario sobre Bioeconomía dictado por el Ing.Agr. José María Méndez de la Agencia de Extensión Rural de INTA Totoras.
El especialista comenzó su presentación explicando que en la República Argentina existen enormes potencialidades para el desarrollo de la bioeconomía, como una opción para la diversificación productiva y el agregado de valor en el sector agropecuario, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial. Esta economía, manifestó Méndez, está basada en la producción y consumo de bienes y servicios derivados del uso sustentable de recursos biológicos, como pueden ser los desechos de procesos productivos, industriales y de consumo. Como ejemplos de recursos biológicos, el experto citó la capacidad de producir biomasa para distintos usos -caña de Castilla y bioetanol- además de alimentos, y la disponibilidad de desechos agropecuarios -estiércol de cerdo y electricidad- y agroindustriales.
En referencia al primer ejemplo citado, explicó que desde el punto de vista energético, el uso principal de la caña es la producción de calor o electricidad mediante su combustión, aunque podría llegar a emplearse para la producción de biocombustibles de segunda generación. Estudios recientes sobre el ciclo de vida del etanol de celulosa, mostraron que se reducen en un 89% las emisiones de gases de efecto invernadero y el etanol fermentado del azúcar en un promedio de 13%, comparado con los derivados de petróleo. Se considera que sería conveniente probarla en el sector semiárido argentino, por su alta eficiencia de uso del agua, de forma sustentable y con manejos de producción definidos.
Méndez se refirió a continuación a la producción de biogás a partir de los desechos de cerdos. Para esta producción, el criadero de cerdos debe contar con un sistema de colecta de los purines conectados a biodigestores. El purín se trata anaeróbicamente y, con el agregado de forraje de sorgo y maíz, se produce el biogás. El biogás alimenta motores que generan la energía eléctrica. El residuo final que genera la producción, después de un período de estadía en los biodigestores, puede ser utilizado como biofertilizante en el campo.
Otro de los procesos de generación de biogás expuesto por el técnico, se desarrolla a partir de los desechos de vacas de tambo. En lugar de pastorear, las vacas reciben el alimento en galpones y en el campo se siembran los granos y forrajes,que luego se mezclan para entregar el alimento a los animales. El sistema consiste en separar los efluentes e introducirlos a los biodigestores, donde actúan las bacterias que producen el gas metano que alimentará al motogenerador.
Finalizando su presentación, Méndez consideró que la mayor intensificación de las producciones pecuarias y la disponibilidad de residuos agropecuarios, agroindustriales, municipales y forestales pueden ser una buena oportunidad para nuestro país en el desarrollo de las energías renovables, lo que se suma a la posibilidad de agregar valor a la producción agropecuaria.
