El futuro del desarrollo económico de nuestra comunidad pasa por la industria agroalimentaria.
En estos últimos años hemos avanzado vertiginosamente gracias a la inversión privada y el apoyo estatal.
25 de Mayo ha pasado de ser un tradicional productor de carnes y granos, a desarrollar una cadena agroalimentaria que, en algunos casos, completa todo el
ciclo desde el primer escalón: la producción primaria, hasta el último: el consumidor final del producto terminado.
En cada eslabón de esa cadena el valor inicial repotencia más valor, favorece la reinversión y da más trabajo y bienestar.
Para citarlo con algunos ejemplos hoy los camiones veinticinqueños pueden transportar nuestros granos con el biodiesel veinticinqueño que otros granos también
veinticinqueños han producido.
Hoy la hacienda veinticinqueña es engordada con los alimentos balanceados que nuestras plantas producen a partir de los expellers que elaboran nuestras
fábricas veinticinqueñas.
Concentrar dentro de los límites de nuestro Distrito la totalidad del ciclo es retener en nuestro Partido las ganancias que año a año se gastaban en otro lado.
El valor de nuestra producción debe ser nuestro en todas las etapas de la elaboración y comercialización. No se trata solo de criar cerdos, se trata de vender
chacinados; no se trata sólo de producir cereales, se trata de vender los productos de la industria panificadora.
No se trata tampoco de depender exclusivamente de los combustibles y la energía fósil, se trata precisamente de generar nuestra propia energía renovable.
De reducir fletes, de bajar costos, de eliminar intermediarios y si los hay, en ese caso? que sean veinticinqueños.
Nuestro Partido produce la materia prima de los alimentos de quizás medio millón de personas; la gigantesca ganancia que eso significa queda en manos de
quienes no son de este Partido. Hablar solamente de lo que el campo aporta en retenciones al Estado Nacional resulta escalofriante, seguramente más de
doscientos millones al año, más que suficiente como para hacer una ruta de Ernestina a Del Valle por año.
Este es el eje del debate del futuro de nuestra economía.
La única alternativa es la industria agroalimentaria, y más precisamente aún que nuestros productores rurales se involucren en ella, se asocien y a sus propios
granos y carnes los transformen en energía y productos terminados.
Los granos veinticinqueños deben ir cada vez menos a los puertos y quedar cada vez más en las plantas de elaboración de 25 de Mayo.
Tenemos una oportunidad histórica y estamos comenzando a transitarla. Ya tenemos cuatro plantas de faena y frigoríficos vacunos, un frigorífico porcino en
construcción, cuatro plantas de biodiesel, dos plantas de alimentos balanceados para vacunos y una para porcinos, un frigorífico avícola, una aceitera de gran
porte y otra en construcción, ya estamos haciendo combustibles, glicerol y derivados para la industria agroquímica en nuestro Partido.
En estos días comenzará la construcción de una planta panificadora que tomará la harina producida por el molino local que es abastecido por nuestros propios
granos.
Todo esto es mucho pero también es poco. Al aceite crudo de nuestras aceiteras deberemos incorporarle las refinerías que lo hagan comestible y que lo vendan
con marca propia; a las plantas de biodiesel deberemos ampliarlas y multiplicarlas; al glicerol deberemos industrializarlo localmente; la gigantesca producción
avícola del Partido debe buscar el camino que la saque de la tercerización y colocar sus productos y derivados directamente en el mercado consumidor.
Debemos avanzar también en la generación de metano y electricidad a escala doméstica alentando la tecnología de la bio- masa.
Sabemos que llegará el día que nuestros productores rurales se autoabastecerán de energía e insumos, de balanceados y fertilizantes.
Es un enorme desafío pero no dudo que estaremos a su altura; una nueva generación de productores, de contratistas, de ingenieros agrónomos, de veterinarios,
de ingenieros industriales, de nuevos administradores está entre nosotros.
El Estado debe alentarlos y promoverlos, las instituciones políticas deben escucharlos, las organizaciones civiles deben incorporarlos y de paso renovarse.
Tenemos en definitiva lo mejor: la gente, sólo nos falta convencernos que podemos lograrlo.
El futuro es de nuestros hijos, pero debemos fundarlo hoy.
Fuente: La Mañana (www.lamanana.com.ar) Secretario de Promoción Económica Municipalidad de 25 de Mayo