El INTA Rafaela -Santa Fe- realizó hace algunas semanas la Primera Jornada Nacional de Gestión de Residuos Pecuarios. El objetivo fue abordar el análisis de la
gestión integral de los desechos porcinos, bovinos y avícolas. Hoy su reutilización es escasa debido al desconocimiento; es por ello que el organismo puso su
énfasis en enseñar cómo tratarlos para volverlos beneficiosos al medio ambiente y la producción.
Aplicar desechos orgánicos al suelo es el método más económico de recuperar sus nutrientes. Asimismo, es importante darles un tratamiento adecuado para
evitar el deterioro del entorno frente a los volúmenes de efluentes que deja, por ejemplo, la producción porcina en sistemas de confinamiento.
?La aplicación de residuos orgánicos al suelo es el método más económico y constituye uno de los mejores ejemplos de reciclaje de nutrientes?, sostuvo Nicolás
Sosa, técnico del INTA Rafaela y miembro del grupo que organizó el encuentro.
El especialista aseguró que la falta de conocimiento en el manejo de los desechos deviene en una fuga de energía y nutrientes y, a la vez, en un deterioro
ambiental. Es por ello que el objetivo hoy es eliminar o, al menos, disminuir la carga de contaminantes para garantizar una disposición final sin ocasionar daños
y, además, para su aprovechamiento como insumo productivo.
En el caso específico de los desechos porcinos, para Darío Panichelli, del INTA Marcos Juárez, el principal problema es el sistema productivo de confinamiento,
que en la Argentina abarca un 40% de la actividad. Además de las deposiciones de los animales, este esquema requiere de mucha agua para la limpieza y para
la fosa en la que se depositan las heces y la orina.
La intención del INTA, según Panichelli, es trabajar con los criaderos que están en vías de desarrollo, con el objetivo de lograr juntos un agua de vuelco que
pueda aprovecharse para regar o biofertilizar o, en caso de no utilizarla, volcarla sin ocasionar daños.
El agua
La producción porcina en confinamiento produce, si se utiliza racionalmente el agua, unos 25 litros de residuos líquidos diarios por cerdo. Un criadero de 100
madres, por ejemplo, tiene un promedio mensual de 1.000 cerdos y aproximadamente 20 mil litros de efluentes diarios. No obstante, si no se utiliza de manera
consciente el agua, ?esta cifra se podría multiplicar por dos?, sostuvo Panichelli.
Entonces, frente al volumen de agua que demanda la actividad, lo central es tratar la cantidad que se aplique para que reúna las condiciones que las normativas
ambientales establecen para volcarla a un cauce natural, usarla para el riego o reutilizarla en el mismo criadero.
En el mismo sentido, para aprovechar el efluente como abono agrícola ?es necesario considerar la composición del mismo, especialmente el contenido en
macronutrientes, y hacer un correcto análisis del suelo?, dijo Sosa.
Si lo que busca es que las excretas de cerdo sean destinadas a la fertilización de cultivos agrícolas, es importante tener en cuenta que el nitrógeno es el
componente más importante en cuanto al nivel de aporte, ya que es el principal nutriente que determina la productividad de los cereales en la Región Pampeana.
No obstante, también es el que presenta el mayor riesgo ambiental. Si el residuo no se entierra en un plazo razonable o no recibe el tratamiento adecuado, entre
el 70 y el 80% del nitrógeno se pierde por volatilización. En cambio, si es incorporado al suelo ?es soluble y, por lo tanto, susceptible de ser absorbido por los
cultivos?, indicó Panichelli.
?Hacer un buen manejo implicaría reducir pérdidas de nitrógeno y poder contar con un material más rico?, agregó el especialista, en referencia a su capacidad
fertilizante.
Tratamiento correcto
Para que los efluentes sean utilizados, requieren de un tratamiento de estabilización. Éste comienza con el almacenamiento en tanques, fosas o lagunas. Si bien
influyen los factores ambientales -clima o ubicación de la napa freática-, las características del efluente y otras variables como los aspectos económico, técnico,
legal, de ubicación y tamaño del establecimiento, Panichelli sostuvo que, en cualquiera de los casos, ?el camino es la separación inmediata de sólidos y después
hacer un tratamiento en el sistema de laguneos tradicionales, para bajar la demanda biológica de oxígeno (DBO)?, medida utilizada para regular las normativas
ambientales.
El primer paso consiste en el tamizado y la sedimentación, mediante operaciones físicas como el filtrado, para separar la fracción sólida -estiércol y restos de
alimento- de la líquida -orín y agua de lavado-.
Luego, el sólido se traslada a canchas de secado o a espacios para almacenamiento. Mientras tanto, se eliminan del líquido, mediante procesos biológicos y
químicos, los restos que persisten en suspensión, los compuestos biodegradables y nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo.
Los especialistas aseguran que existen diferentes opciones de tratamiento. Los tratamientos biológicos pueden dividirse en aerobios -se dan en presencia de
oxígeno-, anaerobios -en ausencia de oxígeno- y facultativos, que son los que pueden funcionar en presencia o ausencia de oxígeno molecular.
Por su parte, las lagunas de estabilización operan como grandes reactores excavados en la tierra e impermeabilizados. Allí se remueven los contaminantes y
patógenos. La secuencia típica es de tres lagunas interconectadas: una anaeróbica, seguida por una facultativa ?en estas dos etapas se degrada el 95% del
DBO? y, al final, otra aeróbica o de maduración, que remueve patógenos y nutrientes.
Fuente: supercampo.perfil.com