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23/12/2013 - Sin categoria

Energías renovables: valoración energética del purin de cerdos

San Luis- El biogás es una nueva oportunidad de negocio para la obtención de energía eléctrica y calor a partir de la biomasa y una solución al problema de los desperdicios orgánicos de establecimientos de producción intensiva ganadera.

Así lo entendió la Asociación de Cooperativas Argentinas cuando instaló el Criadero de Cerdos ?Yanquetruz? en tierra puntana, donde en un proceso integral de
transformación, produce carne, energía y fertilizante.

En la otrora tierra ranquelina, poblada del típico monte de jarillares y retamas, hoy se vuelve a hablar de Yanquetruz, ?el fuerte?. Después de 177 años el
nombre de aquel temerario cacique -que supo ejercer sus reales en San Luis, La Pampa, Santa Fe y el sur de Córdoba-, ahora es sólo un punto geográfico y
productivo cercano a Villa Mercedes, entre la estación Alsogaray y el pueblo de Juan Llerena, provincia de San Luis.

?Yanquetruz? es el nombre con que la Asociación de Cooperativas Argentinas bautizó al establecimiento de producción porcina que da origen a un proceso
integral de transformación de grano en carne, obtención de energía renovable y utilización de los efluentes ya tratados como fertilizante orgánico. El lema no
escrito es ?nada se pierde, todo se transforma?.

Sobre el criadero ya se hizo referencia en otras oportunidades. Ahora es el momento de enfocar la cuestión en la consecuencia benéfica del establecimiento de
producción, es decir, la valoración energética del purín de cerdos como resultado de un proceso de producción de biogás, con tecnología de digestión húmeda, en
el seno de cuatro biodigestores que se levantan en las inmediaciones del criadero.

Todo es asepsia en el establecimiento productivo. Ya en el ingreso mismo, los vehículos reciben una ducha de desinfección, para luego recorrer más de 1.500
metros hasta llegar al área energética. Cuando el camino llega a su fin, se puede observar a la distancia los enormes galpones de maternidad y engorde; y más
acá, altos montículos tapados con membrana, que corresponden al silaje de maíz y sorgo; los cuatro grandes biodigestores y la denominada ?Power House?,
corazón de la generación de energía eléctrica y térmica.

Los biodigestores

El criadero posee 1.300 madres y una población del orden de los 16 mil porcinos. Tal demografía animal produce efluentes por 150 metros cúbicos diarios, que
se juntan en el pozo de bombeo y, luego, a través de un sistema cloacal subterráneo, llega a una cámara de ingreso y de allí pasa a los biodigestores.

Existen dos biodigestores primarios y dos secundarios. Cada uno posee una capacidad de almacenamiento de 3.000 metros cúbicos.

Los primarios poseen paredes de hormigón, un diámetro de 25 metros y 8 metros de altura (3 metros enterrados), hasta la base del techo. A partir de allí el
techo, compuesto por dos capas de geomembrana, se eleva 5 metros más. Entre ambas membranas existe un colchón de aire, para protección y aislación
térmica.

El corazón de los biodigestores primarios está compuesto por tecnología de origen alemán: agitadores tipo ?banana? (baja revolución y baja potencia) y otro de
alta revolución y alta potencia. El resto de la obra tiene desarrollo argentino.

En cambio, en los biodigestores secundarios ?desarrollados completamente en Argentina- no hay cemento. Están semienterrados y armados con geomembrana
en forma troncocónica, por lo tanto el diámetro superior es mayor que el inferior. Posee una columna central para sostener el techo y el diámetro medio es de 34
metros.

El proceso

Los recipientes actúan como un gran estómago, donde al tratar anaeróbicamente el purín de cerdos y el agregado de forraje de sorgo y maíz, se produce biogás.

El biogás es el producto de la conversión bioquímica o digestión de biomasa orgánica. Está compuesto por una mezcla constituida, en su mayoría, por metano
(60%) y también dióxido de carbono que contiene pequeñas proporciones de otros gases tales como hidrógeno, nitrógeno y sulfuro de hidrógeno.

La fermentación anaeróbica involucra un complejo número de microorganismos de distinto tipo. Los procesos bacterianos y enzimáticos de la digestión
anaeróbicas son sensibles a variación en temperatura, acidez (ph), contenido de agua, y composición general de la mezcla en el biodigestor.

Las bacterias necesitan tiempo y condiciones (temperatura y concentración óptima de oxígeno) para que se desarrollen e inicien el proceso de conversión de la
biomasa en biogás.

Trabajando los cuatro digestores a pleno, con una carga diaria de 50 toneladas de forraje que se anexan a los purines, producen 12.887 metros cúbicos/día de
biogás. Si no se agrega el forraje se generaría el 25% de ese total. De allí el valor energético que le aporta el picado de maíz y sorgo, cuadriplicando la
producción de gas de los efluentes del criadero.

Entre la biomasa y la capa interna del techo se va acumulando el biogás. Allí, la presión de trabajo es de dos milibares. A modo de comparación, el gas natural
que se recibe en cualquier hogar tiene 20 milibares de presión. Recuperado el biogás a través de una bomba y luego de un proceso de purificación y filtrado
(eliminación del sulfuro de hidrógeno), se eleva la presión a 400 milibares, para utilizarlo como combustible en los motores que generarán electricidad y calor.

La temperatura del digestor debe estar entre los 36º y 40 ºC, para lo cual existe una planta de cogestión donde no sólo se aprovecha la energía eléctrica de los
motores alimentados con biogás, sino también el calor del enfriamiento residual de los motores para calentar agua y así calefaccionar los cuatro fermentadores y
los módulos de producción del criadero de cerdos.

Un laboratorio -ubicado entre los dos digestores primarios-, con equipamiento de última generación, analiza y monitorea todo el proceso

Energía y fertilizante

La ?Power House?, el corazón de la generación de energía eléctrica y térmica, consta de un gran galpón en cuyo interior están instalados dos motores
?Caterpillar?, sistema de recuperación de calor y de gases, las calderas y equipos de respaldo (backup) en base a GLP o energía eléctrica en caso de ausencia
de
biogás.

Los enormes motores ?de origen estadounidense-, alimentados con biogás proveniente de los digestores, generan energía eléctrica por 1,5 MW/h, y entregan
8.000 MW/h/año. El criadero demanda el 9% y la planta de gas 11%, lográndose un excedente de 6.400 MW/h/año para la venta al Mercado Eléctrico Mayorista
de Energía Generada.

En lo que respecta a energía térmica, la generación es de 6.400 KCal/h/año, y cuyo uso reporta 30% el criadero y 50% los biodigestores. Lo que resta no se
utiliza, momentáneamente.

Tras un período de retención, los efluentes de los biodigestores ?que ya no son una fuente de contaminación- se vuelcan en dos piletas, donde se terminan de
estabilizar.

Anualmente se producen 661 toneladas de fertilizante, de las cuales 372 toneladas son de Nitrógeno, 143 de Fósforo y 146 de Potasio. Diariamente, se recogen
de las piletas unos 200.000 litros de biofertilizante, que se distribuyen en los cuadros del campo donde está instalado el criadero y donde también se produce
maíz y sorgo para semilla y para silaje.

En síntesis, la generación de energía eléctrica y térmica, mediante la captura del biogás, reporta beneficios concretos que contribuyen a la sustentabilidad en su
sentido más amplio. Por un lado, ocasiona un importante ahorro de energía eléctrica y calórica obtenida con combustibles fósiles y suprime la emisión de gases
efecto invernadero proveniente de los purines de cerdos del criadero. Por otro, crea puestos de trabajo calificado en el interior del país; a la vez que origina
energía eléctrica en un lugar clave, en el que resuelve problemas de transporte y distribución de la misma y gesta un centro desde el cual se desarrollarán
mejoras a la generación de energía renovable con biomasa proveniente de cultivos energéticos producidos por ACA. Y desde el punto de vista de la
macroeconomía implica el ahorro de divisas que requieren la importación de combustibles.

"Nada se pierde, todo se transforma", este es el lema no escrito y practicado diariamente en este singular emprendimiento que posee la Asociación de
Cooperativas Argentinas en tierra puntana; donde con alta tecnología y en un proceso integral de transformación, se produce carne porcina, energía eléctrica y
térmica, y fertilizante.

De allí que entre la estación Alsogaray y el pueblo de Juan Llerena, no sólo existe un punto geográfico y productivo. Por la tenacidad y la aguerrida lucha por la
excelencia, el espíritu de Yanquetruz, "el fuerte", sigue vivo.

Fuente: infosudoeste.com.ar. José Luis Ibaldi

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