Con ese entusiasmo buscó asesoramiento técnico en el Ministerio de la Producción, renovó sus instalaciones, implementó un nuevo plan sanitario, cambió la dieta
alimentaria y mejoró la genética de las piaras. Con todas estas modificaciones pasó de un sistema a campo a uno semi intensivo. El resultado fue un incremento
notable en la producción la cual sigue en aumento. La clave de su éxito radica en las buenas prácticas de manejo y en el trabajo responsable. "Casi todos los
días del año estoy en el criadero desde las 6 de la mañana hasta las 23. Es muy sacrificado pero me apasiona y lo puedo hacer gracias al apoyo de mi familia",
afirmó Fridel.
Su emprendimiento está ubicado en una quinta de 51 hectáreas de su propiedad (bautizada "Dori-Mar"), situada al oeste del pueblo. El predio rural cuenta con
energía eléctrica. Destina seis hectáreas a la actividad porcina y el resto a la siembra de distintos cereales que una vez cosechados los utiliza como alimento
para sus animales.
El año pasado visitó la Expo Pymes en Santa Rosa. En el stand del Ministerio de la Producción conoció al ingeniero agrónomo Gerardo Sucurro con quien más
tarde entablaría una amistad. "Le mostramos una unidad demostrativa de cerdos que teníamos armada para el público y luego nos pidió si podíamos visitar su
establecimiento para ver cómo estaba trabajando y si necesitaba mejorar algunas cuestiones", recordó Sucurro. "Lo visitamos una semana después y lo que
observamos fue un sistema de producción a campo con razas Duroc Jersey y Hampshire con buena producción de lechones destetados y no detectamos
enfermedades pese a que no tenía un plan sanitario armado. Eso nos puso muy contentos, aparte Fabián en todo momento nos decía que tenía muchas ganas de
producir y convertirse en un genuino productor de cerdos", rememoró.
"Comenzamos a diseñarle una nueva infraestructura utilizando algunos materiales que él tenía. Al productor más tecnificado del pueblo, Valentín Maier, le
compró diez jaulas de partos o maternidad y las instalamos con sus patios individuales. Luego, agregamos el sector de gestación, destete, corral de servicios y
padrilleras individuales. También colocamos un sistema de agua por chupetes. Todo fue montado debajo de una estructura de hierro cubierta con silos bolsas y
un tinglado con chapas galvanizadas de 35 metros de largo por 10 metros de ancho", indicó. Las viejas parideras hechas con palos y techos de chapa quedaron
en el recuerdo. Fridel gestionó un crédito de 110 mil pesos del Plan Provincial de Activación Porcina para llevar adelante las inversiones.
El próximo paso fue incorporar reproductores con mejor genética. Fridel adquirió dos padrillos: uno Horsey y otro cruza Horsey, Landrax y Che Tapuy, ambos
tienen buenas condiciones maternas, rusticidad y excelente conversión de alimento en carne. Los animales estaban recibiendo una dieta "muy energética" a base
de sorgo. Esta fue reemplazada por una "dieta balanceada" que combina maíz, expellet de soja y núcleos minerales. Cada ración posee energía, proteínas y
vitaminas minerales. "Enseguida notó los cambios en las categorías más chicas fundamentalmente en la lactancia. La producción de leche de las madres aumentó
considerablemente y logró bajar los días del destete, de más de 40 días se redujo a 28 días con un promedio de siete kilos de peso vivo", precisó Sucurro.
"Si bien el ministerio tiene una política de asesoramiento nos pareció muy importante la predisposición que Fabián tuvo hacia nosotros en todo momento. Nos
abrió las puertas, accedió a que critiquemos su sistema tradicional y discutimos las cosas que veíamos necesarias mejorar. De esa forma incrementó el número
de madres, alcanzó un destete de más de diez lechones por cerdas, le dio valor agregado a su producción de granos y nos permitió trabajar en conjunto", resaltó
Sucurro. "Todas las mejoras que introdujo redituaron en beneficios y de seguir así alcanzaría un sistema de producción intensivo", aventuró el profesional.
"Los pequeños y medianos productores como Fabián se encuentran con la dificultad de no hacer el ciclo completo. Lo ideal sería que se asocien para concretar un
sistema de engorde, puedan comprar los insumos y realizar las ventas en conjunto", amplió Sucurro. Consultado si en los pueblos se pueden instalar pequeños
mataderos, respondió que el tema está en estudio, pero antes "queremos que se consoliden como productores y empiecen a trabajar en una etapa asociativa
para disminuir los costos y aumentar el precio de venta", finalizó Sucurro.
NUMEROS DESTACADOS
El emprendimiento de Fridel cuenta con un plantel de 43 de entre 180 y 220 kilos, 25 cachorras de 90 kilos que entrarán en servicio cuando alcancen los 120
kilos, más 110 lechones de 20 días de vida. En los registros productivos y una planificación del criadero.
Cuando los lechones alcancen los 45 días de vida serán vendidos a invernadores o particulares que hacen el ciclo de engorde. Previamente serán faenados en el
frigorífico de pequeños animales de Anchorena o de Santa Rosa.
Durante 2012, Fridel vendió 300 lechones a un consignatario de San Juan y el año pasado comercializó 700 animales en distintas localidades pampeanas. El
winifredense tiene una meta muy ambiciosa: llegar a tener 100 madres, 1.800 lechones anuales y ser un generador de mano de obra.
Fuente: LA ARENA DEL CAMPO (www.wini.com.ar)