La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es la capacidad que tienen los microorganismos -como las bacterias, virus, hongos y parásitos- de evadir la acción de los antibióticos. La misma se genera como un proceso de selección natural, donde los patógenos tienen la posibilidad de mutar cuando se reproducen y desarrollar una farmacorresistencia.
En el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre la RAM 2024, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) destaca la importancia de un uso adecuado, consciente y responsable de antibióticos, a los fines de fortalecer la calidad de los alimentos y la salud pública en nuestro país.
La Semana de concientización impulsada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) es una campaña dedicada a sensibilizar y difundir la problemática de la resistencia a los antimicrobianos y a fomentar la acción global de los servicios sanitarios nacionales, profesionales de la sanidad animal, agricultores, ganaderos, responsables políticos, medios de comunicación, de la sociedad civil y del público en general, para combatir el desarrollo y la propagación de microorganismos resistentes a estos medicamentos.
Actualmente, la RAM es una de las principales emergencias que afecta tanto a la medicina humana como veterinaria. En la producción animal, los antibióticos se utilizan para el tratamiento de infecciones, para la prevención de enfermedades y para evitar y/o reducir complicaciones ante el estrés fisiológico durante el ciclo productivo.
Además, estos fármacos suelen utilizarse como promotores de crecimiento, con el objetivo de acelerar y mejorar la eficiencia alimentaria en los animales de producción pecuaria. Su mal uso favorece a la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, haciendo de la RAM una grave amenaza para la sanidad animal y salud de las personas.
Los antibióticos que se utilizan en la salud humana y animal también pueden alcanzar diferentes ambientes. Su uso, por ejemplo, en la agricultura y la ganadería, puede contaminar los suelos y, por consiguiente, las aguas subterráneas y superficiales. Otra fuente importante de propagación es el estiércol de animales tratados con antibióticos, ya que a partir de estos se generan residuos y bacterias que desarrollan mecanismos de resistencia y pueden transmitirlos a bacterias del mismo o diferente género.