Dehesas, montes o fincas en las que el cultivo de trigo se combina con árboles -nogales, por ejemplo- no pueden considerarse resultado de innovaciones investigadoras de los últimos años. Por el contrario, se trata de situaciones conocidas en el campo y con consecuencias que abarcan varios ámbitos: contribuyen a luchar contra el cambio climático, rebajan el riesgo de incendios e incluso atenúan el impacto de una crisis económica al evitar la dependencia casi absoluta de un cultivo.
Son cuestiones que se abordan en una iniciativa como el programa Afinet (Redes de Innovación Agroforestal, según la traducción del inglés), que empezó a desarrollarse en el 2017, con implicación de varios países, y en el que actúa como coordinadora Rosa Mosquera, catedrática de Produción Vexetal en el campus de Lugo. La docente participó, el lunes, en una sesión del Parlamento Europeo en Bruselas en la que expuso el desarrollo del proyecto.
EJEMPLOS
Casos en Galicia. Hay ganaderos que cuando el forraje escasea, algo que puede ocurrir en verano, llevan las reses al monte para alimentarlas. En zonas más cercanas a núcleos urbanos, no es extraño que se cultiven hortalizas en terrenos donde hay plantados árboles frutales.
EVOLUCIÓN
Un retroceso con riesgos. A medida que los sistemas de cultivo y de cría se han hecho más intensivos, este modelo ha entrado en un cierto retroceso y han quedado sustituidos por regímenes de monocultivo. Esa situación, explica Mosquera, entraña riesgos: si el verano es muy seco, el maíz se daña y el ganadero sufre un perjuicio económico, pues debe comprar alimento para los animales fuera de la explotación.
La docente subraya que si ese ganadero tuviese frutales además de maíz, lograría ingresos que ayudarían a mitigar el gasto derivado de la falta de cereal. Esa diversidad es incluso favorable para el terreno: las raíces se descomponen y generan materia orgánica, con lo que el suelo se enriquece.
CONSECUENCIAS
Casi cien innovaciones presentadas. Afinet ha trabajado con agricultores, con ayuntamientos y con la Xunta para explicar las ventajas de la biodiversidad en terrenos agrarios y forestales. También se preguntó, en distintas regiones, sobre posibles proyectos. Se recibieron 96 propuestas, que pueden dividirse en cuatro apartados, como apuntó Mosquera: qué cultivos alternar con los distintos tipos de árboles, cómo introducir ganado en el monte, cómo trasladar esas inquietudes al mundo escolar y qué riesgo hay de perder ayudas de la PAC si se introducen cambios son los ejes de esas cuestiones. Esos temas estuvieron presentes, recordó Mosquera ayer, en la sesión del lunes. En dicha sesión se expusieron resultados de medidas aplicadas en diversos países, con testimonios de 400 ganaderos, de los que 40 son gallegos.
LOGROS
Ayudas para la creación y para el mantenimiento de sistemas agroforestales. Entre las medidas de la Unión Europea para el desarrollo rural se incluyó el establecimiento de sistemas agroforestales; ahora, detalló Mosquera, las hay también para el mantenimiento. La profesora matizó que son varias las medidas que pueden albergar la posibilidad de amparar ayudas para iniciativas agroforestales.
VENTAJAS AMBIENTALES
Menos gasto en pesticidas. La presencia de ganado ovino entre castaños puede tener ventajas ambientales, como explicó Mosquera. Las ovejas comen un tipo de gusano que afecta a las castañas, con lo que no solo se atenúan los efectos de esa plaga sino que se evita el gasto en productos pesticidas.
EJEMPLOS
Casos de colaboración. Desde que Afinet inició su actividad, se han dado ejemplos de colaboración entre ganaderos y dueños de monte, de modo que los primeros llevaron animales suyos a terrenos de otros: unos consiguieron zonas de pastos, y otros, fincas más limpias y con menos riesgo de incendios.
En Os Ancares se realizaron quemas prescritas -no más de diez al año, explicó la profesora-, en las que la temperatura del suelo no rebasa los 25 grados. Esas quemas destruyen vegetación como toxos o uces, pero queda el esqueleto de la planta, que luego rebrota. Esos rebrotes son de buena calidad y pueden servir de alimento para el ganado vacuno -no vacas frisonas pero sí las de razas autóctonas, recalcó Mosquera-. Esa sustancia forma un forraje de buena calidad que además evita el gasto en concentrado. Además, subrayó, en comarcas como la ancaresa la carne de vacuno que se comercializa tiene una alta calidad.
Lo que debe hacer la administración, agregó la profesora, es aplicar medidas que reconozcan el valor de esos productos, que contribuyen a la mejora del monte y son una gran baza de prevención de incendios. También considera necesario fomentar la cooperación entre ganaderos, si bien reconoció que quienes viven en el campo ya se dan cuenta de la idoneidad de esas medidas.
Fuente: la voz de Galicia
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