La Peste Porcina Africana -enfermedad producida por un virus que no afecta al hombre- se convirtió, desde su reaparición en 2018, en un enorme dolor de cabeza para la producción porcina en muchos países del mundo, con consecuencias directas en los stocks y, por tanto, en los precios y en las operaciones del mercado internacional.
Su diseminación ha sido constante desde que se identificaron los primeros brotes en China y hoy compromete a Asia, gran parte de Europa e incluso ha llegado a América con brotes en Haití y República Dominicana. No hay vacunas para controlarla y el impacto en la producción es cuantioso. Se sabe que el mercado ilegal entre países y los cerdos silvestres y jabalíes contribuyen a su diseminación en mayor medida, seguido por saltos que, se sospecha, se dieron por el movimiento humano entre países -incluso entre diferentes continentes-.
"PPA no es tan fácil de detectar", dice el coordinador del Programa Porcinos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, Alejandro Pérez.
Esa dificultad en el diagnóstico exige el compromiso absoluto de todos los eslabones de la cadena productiva, porque en caso de que ingrese a Argentina, cuanto antes se detecte y movilicen los planes de contingencia, es mejor para todos, indefectiblemente.
El Plan de Contingencia en Argentina ya pasó la etapa de consulta pública que establece la ley y está pronto a aprobarse: "Es un plan macro, que jerarquiza a Senasa como organismo de aplicación de las medidas que sean necesarias en caso de detectar la enfermedad en territorio argentino, pero que establece también las responsabilidades de todas las partes", explica el especialista. La función del plan de contingencia es poder garantizar la contención de la enfermedad, su control, pero también la continuidad del comercio: "Tomemos las medidas precautorias que tengamos que poner pero también estamos afectando la provisión de alimentos, por lo cual las medidas tienen que estar ajustadas a esa realidad", explica.
"Hay distintas fases en este proceso", explica Pérez. "Hay una etapa de paz, que ya la pasamos; una fase de alerta, en la que estamos hoy; y si se confirmase el ingreso al territorio pasaríamos a una fase de emergencia. En esa fase es muy importante el compromiso de los privados y el trabajo conjunto con el sector público", dice.
La alerta temprana es fundamental: "Durante todos estos años vimos lo que va sucediendo en otros países, y la diferencia que puede hacer notificar a tiempo, tanto en domésticos como en silvestres", informa el veterinario. "En silvestres se manifiesta con el hallazgo de jabalíes muertos, no importa el estado de descomposición, eso es una notificación en sí".
En el caso de los domésticos: "Peste porcina africana es una enfermedad producida por un virus que no afecta al hombre ni a los productos, que resiste mucho en el ambiente, y lo que produce en los domésticos es un conjunto de signos tales como manchas en la piel -tanto en la zona ventral como en las extremidades-, los animales están muy decaídos, tienen fiebre alta, puede haber vómitos; pero también puede haber otras manifestaciones de tipo respiratorio y reproductivo que se salen de lo habitual. Por eso es tan importante estar muy atento para ver esas anormalidades y avisar enseguida al Senasa".
Todos podemos y debemos colaborar con el sistema de detección precoz de enfermedades.
Para notificar una mortandad o sospecha de enfermedad en porcinos domésticos o silvestres, puede utilizar los siguientes canales:
-En las oficinas del Senasa.
-Comunicándose personalmente o por teléfono.
-A través de la app "Notificaciones Senasa", disponible para el sistema Android.
-Enviando un correo electrónico a notificaciones@senasa.gob.ar.
Fuente: Productor Porcino
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