En la actualidad existe un amplio reconocimiento internacional de la importancia de cuestiones de alcance mundial como las emisiones de gases de
efecto invernadero procedentes de la
producción ganadera.
El principal impacto ambiental directo de la producción porcina está relacionado con los purines producidos por el ganado porcino. Un
almacenamiento adecuado puede reducir la cantidad
de gases de efecto invernadero liberados y la producción de combustibles a través de biodigestión puede contribuir a optimizar el uso de los
recursos naturales que intervienen en el ciclo
de producción.
El nivel de utilización de purines determina la cantidad de los nutrientes liberados en el medio ambiente. Si bien dichos nutrientes pueden
contribuir en medida significativa a mejorar la
fertilidad del suelo si se usan de manera apropiada, un exceso de nutrientes y otras sustancias puede comportar la degradación del suelo y el
agua. Los sistemas de producción porcina de
alta densidad pueden liberar cantidades excesivas de nitrógeno y fósforo en el medio ambiente y las altas dosis de cobre y zinc suministradas a
los cerdos para acelerar el crecimiento
pueden, con el tiempo, acumularse en el suelo.
La aplicación del enfoque de la evaluación del ciclo biológico para medir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la
producción de carne de cerdo muestra que los
sistemas de producción porcina tienden a producir menor cantidad de emisiones que los sistemas de producción de rumiantes.
Es preciso prestar más atención al impacto ambiental positivo de la ganadería porcina sostenible, en especial cuando esta forma parte de sistemas
agro-silvo-pastoriles o de sistemas de
agricultura biológica, donde se integra la producción al aire libre con la rotación de cultivos.
Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (www.fao.org)