Las fiestas de fin de año están cada vez más cerca y la mayoría empezamos a planificar cuál será el menú para celebrar la Navidad y el Año Nuevo, festividades que suelen vivirse como
momentos placenteros para compartir en familia y con amigos, en donde es frecuente la abundancia de comida y bebida.
Sin embargo, la felicidad del encuentro puede convertirse en una experiencia desagradable si no se toman las precauciones sanitarias e higiénicas adecuadas cuando se seleccionan,
preparan y conservan los alimentos.
Heladeras y freezers sobrecargados, y un tiempo caluroso son algunos de los factores infaltables durante las fiestas en la Argentina. Esta combinación contribuye a que, en ocasiones, se
conjuguen las condiciones favorables o predisponentes para que se produzcan sorpresas poco gratas como las intoxicaciones o infecciones alimentarias.
En una infección, la enfermedad está causada por los microorganismos patógenos que se reproducen en el interior del organismo, como VIRUS, bacterias o parásitos, mientras que la
intoxicación está provocada por la ingesta de toxinas presentes de forma natural en el alimento, producidas por microorganismos o añadidas de manera artificial. En las infecciones, el
alimento es el vehículo ocasional; en las intoxicaciones es el agente habitual.
Tanto las intoxicaciones como las infecciones alimentarias, son conocidas como Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA) y se pueden evitar con unas sencillas reglas de consumo
responsable.
Para que las fiestas de los argentinos no dejen de ser momentos gratos, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) advierte sobre los potenciales riesgos que
pueden ocurrir por el consumo de alimentos en estas fechas y recomienda una serie de prácticas para prevenirlos.
Alimentos e intoxicaciones
Hay que tener presente que un tercio de las enfermedades transmitidas por alimentos tiene su origen en el consumo en el hogar, y una gran parte de estos episodios son causados por la
contaminación bacteriana como resultado de inadecuadas prácticas de manipulación.
Al tratarse de productos contaminados por microorganismos patógenos es posible que su aspecto, olor y sabor nos resulte normal. Por eso, resulta crucial concientizar a los consumidores
sobre los riesgos de ingerirlos sin los cuidados necesarios y evitar pasar un mal momento.
Estas intoxicaciones o infecciones alimentarias, se manifiestan a través de síntomas tales como dolor de estómago y de cabeza, diarrea, náuseas, escalofríos y fiebre; aunque en casos
extremos este tipo de enfermedad puede resultar mortal. Los síntomas antes mencionados pueden aparecer entre treinta minutos para las primeras, y dos semanas para algunas
infecciones, como sucede después de que una persona ha ingerido bacterias como la Salmonela o Escherichia coli.
Los alimentos más propensos a transmitir enfermedades -si no son manipulados en forma adecuada- son las carnes, los huevos, los mariscos, los productos lácteos, los platos con pasta
cocinada y las ensaladas de consumo en crudo; especialmente si entre sus ingredientes se encuentran cremas a base de manteca y salsas, muy utilizadas en las fiestas.
Además, se debe tener en cuenta que los ancianos, los niños menores de cinco años y las personas con sistemas inmunológicos debilitados constituyen el grupo más vulnerable.
Fuente: SENASA (www.senasa.gov.ar)