La actividad porcina en Argentina depende exclusivamente del mercado doméstico, donde la falta de un
precio adecuado socava el desarrollo de pequeños y medianos productores, que sufrir incremento en
costos, la importación y un margen de rentabilidad que se queda en las góndolas.
Así lo expresó Juan Manuel Bautista, referente del sector porcino de la Sociedad Rural Argentina, que
expresó que "el pequeño y mediano productor está en una situación complicada: con costos altos de
producción y precios de venta muy bajos, ya que venden a través de acopiadores que ofrecen valores
menores" a los que obtienen los grandes competidores.
Según Bautista, los frigoríficos exhiben un precio "más barato" para la carne de cerdo, generado por
el aumento de la oferta, que se ve "encarecido por los supermercados: en los súper radica un margen
importante de las ventas pero el productor allí no puede participar".
Sin mercado externo ni un volumen creciente en el tiempo para atender una oferta externa,
la producción local de carne de cerdo depende exclusivamente del consumo doméstico, que aunque
creciente, se ve controlado por una red de ventas que contrae los precios para la producción primaria.
"Hoy la actividad porcina es rentable en las empresas que son muy eficientes y cuentan con tecnología
pero para los establecimientos de pequeña escala, estos están pasando un mal momento", explicó el
directivo de la firma Agroceres Pic Argentina.
El mayor perjuicio que debió afrontar el sector desde el arranque del 2016 fue el incremento que sufrió
el precio del maíz tras la eliminación de las retenciones, hecho que sumado a otras cuestiones, vio
encarecer sus costos de producción en valores de hasta un 60 por ciento interanual.
Durante los primeros meses del año, los precios sectoriales se vieron seriamente afectados por la
llegada de carne fresca enfriada proveniente de Brasil y también de España y Dinamarca, hecho
que llevó a las autoridades de Agroindustria a gestionar acuerdos para limitar el arribo de nuevos envíos.
Más allá de esta situación la actividad apuesta a aprovechar el incremento estacional que se verifica
en las compras de carne de cerdo que se avizora desde agosto, cuando los frigorífico y fábricas
locales de chacinados y embutidos comienzan a estoquearse para atender la demanda del verano.
En el sector atestiguan que la producción de cerdo es un negocio a partir de contar del volumen.
La recomendación lanzada por el ruralismo para atender la problemática de falta de escala de ventas,
especialmente para aquellos establecimientos que no superan las 30 madres y no logran llegar un
camión jaula, es el asociacionismo y recurrir a la acción cooperativa para favorecer a una mejor
negociación de precios ante los frigoríficos y supermercados.
Fuente: www.elliberal.com.ar
